domingo, 14 de abril de 2013

Requiebros o piropos a Córdoba


Córdoba la llana.-
Siempre me pregunté, el porqué de llamarla así, cuando hay un buen desnivel, entre por ejemplo la plaza de Las Tendillas y la plaza Del Potro. Pero, si nos remontamos a la época en que fue habitada y engrandecida por los árabes en el periodo del califato, y por escritos de entonces, ya no nos extrañaría ese nombre, pues vemos que la consideraron como si fuera el paraíso.
Y es que sabiendo que "paraíso" en árabe se dice "aljana", no es de extrañar que con el transcurso de los años y pasando el nombre de boca en boca, se pronunciara  "alyana". Y de ahí, a llamarla por los cristianos lallana, hay un corto trecho, que finalmente derivaría en el calificativo de "Córdoba la llana".
Si esto fue así, formidable, y si no, merecería serlo, pues si según el dicho: "De Madrid al cielo", "De Córdoba al paraíso". Claro, sin Adán y sin Eva, vayamos que lo estropeen otra vez.


Fuentes de información: Foto en redes sociales: LEJOS de Córdoba - España,  y en http://cordobaspain.home.blog


Elogios, piropos o requiebros a Córdoba.- 

1) Córdoba ciudad bella como pocas en el mundo, son los cordobeses su principal riqueza por su sinceridad, hospitalidad y alegría. Manuel Roldán

2) Los que no hemos nacido en Córdoba, nos sentimos tan cordobeses como los autóctonos y estamos enamorados de su arte, su tierra, su historia y como no .... de sus mujeres. Antonio Guevara

3) Estar en Mayo en Córdoba es participar de esa explosión de colores y olores que la primavera nos regala mientras, en esas cálidas noches llenas de cantos, bailes y risas, nos adentramos por la barrios más auténticos de la ciudad. Antonio Guevara

4) Lejos de mi Córdoba, en Mayo no puedo abstraerme al recuerdo de aquellos exámenes de fin de curso, de los miuras que no podíamos aprobar y los mandábamos a los corrales de septiembre, pero sobre todo, de aquellas copas de vino de Montilla/Moriles que hacían más alegres, si eso es posible, las noches de Mayo en Córdoba. Antonio Guevara

5) El legado andalusí permanece en la materia y el espíritu de la ciudad de Córdoba, no solo en sus grandes monumentos y en los ilustres personajes que enriquecen su historia, sino también en los lugares más comunes y en las personas sencillas cordobesas. Rafael Jurado

6) Ya sueño con volver a Córdoba para pasear por sus calles, detenerme en sus plazas y rincones, releer esa frase que me causó impacto y que decía que poco era para Córdoba que se la llorara con lágrimas inacabables y, paladear sus vinos en compañía de un ser querido. ¡Que sea pronto! Rafael Jurado

7) ¡Cómo no voy a elogiar a esta maravillosa ciudad de Córdoba!, si en ella he despertado a la vida. En sus calles, plazas y monumentos he descubierto la belleza; en sus gentes la bondad, compañerismo, amistad, alegría y empatía y también lo más maravilloso y noble del ser humano, el amor. Araceli Gómez

8) Cuando el Guadalquivir llega a Córdoba, se para, la mira, le sonríe mientras se ruboriza y le dice: ¡Guapa! Después, sin querer marcharse se aleja y no mira para atrás, no mira para que no se le vean las lágrimas que derrama por tener que abandonar a su amada, a su Córdoba. Danrol

9) - Cuando nací, lloré
    - de niño, jugué
    - de joven, me enamoré
    - cuando me fui, sufrí
    - Ahora, solo pienso en volver.
Manuel Roldán

10) En este tablao flamenco Cardenal,
bien suena lo de la LABORAL
Amigo, no desesperes
A mi no me da igual.
Vengo a Córdoba si puedo
y no pierdo el sentido.
Afloran mis recuerdos
y se alegran mis oídos.
Fernando García Popa

11) Un recuerdo desde Córdoba Sultana
En mi mano una copa de vino
El corazón lleno de gozo
La calle completamente mojada.
Fernando García Popa

12) Que decir de Córdoba, es la ciudad más bonita, alegre y graciosa de toda Andalucía. sus gentes son únicos, y su simpatía se ve a flor de piel. en primavera, por sus callejas paseando, es una gozada oliendo azahar, que te hace olvidar tus problemas.
Una cordobesa, desde Tenerife, con correo de R.P.G.

13)
A  CÓRDOBA
A Córdoba le sobran coplas y poemas que le canten.
Muchos fueron los poetas que rindieron su homenaje.
Más aún faltan mis versos, que no serán conocidos,
pero que evocan recuerdos, de unos años muy queridos.
¡Qué lejos estoy de mi cuna, de la tierra que me vio crecer,
de sus callejas morunas, de su tibio atardecer!
El Cristo de los Faroles, su plaza de empedrado,
el murmullo de los rezos, los cirios medio apagados;
y esas parejas que pasan con dedos entrelazados
prometiéndose amor, con besos medio robados.
El río Guadalquivir, la Mezquita que lo besa
y la Calahorra inhiesta perfumada de jazmín.
El barrio de la Judería, Maimónides, Averroes,
 aquella plaza del Potro con su Romero de Torres.
Guerrita... Manolete... brillos de sangre y oro,
el Coso de los Tejares, en una tarde de toros.
La Virgen de las Angustias herida de dolor y muerte
Córdoba llora en silencio ante e sufrimiento de la Madre,
que sostiene al Hijo inerte.
¡Córdoba de mis ensueños y amores!
Moriré lejos de ti,
 mas en mi último aliento,
recordar quiero, un momento,
tu belleza y tu sentir.


Concha Domínguez (Viuda de José Luis Piquer Pérez).

14)

CÓRDOBA ETERNA

1. Córdoba quiero glosar
    en este sencillo poema.
    Fácil sería para mí
    pues pertenezco a esta tierra,
    más la ceguera por sí,
    y lo cotidiano pasear,
    no valoro su belleza.

2. Los foráneos de adopción,
    como son mis compañeros
    que vinieron a estudiar,
    con este humilde rapsoda,
    en la Escuela de Peritos,
    sí la pueden apreciar
    mucho mejor que uno mismo.

3. Se refleja su entusiasmo,
    que les quedo agradecido.
    Se manifiesta en sus actos,
    sus palabras, reflexiones,
    pensamientos positivos,
    que les honra como humanos
    pues aprecian lo vivido.

4. En este acontecimiento
    del cincuenta aniversario,
    que silente se avecina,
    a la Providencia oremos
    para estar todos presentes,
    y que nos vean desde arriba
    los compañeros ausentes.

5. Demostremos la alegría
    de encontrarnos nuevamente,
    recordando lo pasado
    para vencer el Alhzeimer,
    y darnos un fuerte abrazo;
    la amistad siempre aprovecha,
    pero el amor hiere a veces.

6. Esta frase que Guevara
    como colofón concluye,
    hemos de decir sinceros
    que a Séneca se atribuye.
    Y que mejor paradigma
    que este mi paisano ilustre
    de la Córdoba romana.

7. A Córdoba milenaria,
    de los nativos aparte:
    Tartesios, Celtas e Iberos,
    arrivaron otros pueblos,
    que además de aquí asentarse
    nos legaron sus culturas;
    una herencia extraordinaria.

8. LLegaron los ya descritos,
    otrora, Fenicios, Griegos,
    Cartagineses, Romanos,
    Suevos, Vándalos y Alanos,
    Visigodos e Ismaelitas,
    y después la Reconquista
    que la inició Don Pelayo.

9. Toda desta mezcolanza
    se forjó la idiosincracia
    de mi pueblo Cordobés,
    que en sus manifestaciones,
    cruces, patios, romerías,
    son las mezclas de sabores
    que derrochan la alegría.

10.Para este humilde cantar
     las musas me lo inspiraron.
     Pudiera o no de gustar,
     espero haber acertado,
     y si halláis un desatino,
     echarles la culpa a ellas
     ya que el delito no es mío.

   Dedicado con afecto a todos mis amigos y compañeros.

Rafael Varo García.

15)
Recogido de los "Recuerdos de Pepe Gil" que más abajo reproducimos:

Montado he una guardería,
donde mis nietos se plantan,
y hay días que me dejan
destrozaíto y sin habla.
Y el Correo, y mi Coro,
y mi Peña y los Guassap,
y la copa a mediodía,
y cuando puedo… gimnasia.

Si todo ello se junta,

si un día todo lo andas,

al llegar por fin la tarde,
en mi hamaca tan sobada,
me dejo caer fundido,
con la cuerpa machacada…
Pues volviéndome al principio,
cuando ya caía en calma
mirando los encinares
que rodean mi morada,
sonóme el dichoso móvil,
cuando menos lo esperaba.
Era un amigo querido
el que hacía la llamada,
y me quedé patidifuso
por la bronca que me echaba.

Y termina
¡ Muy feliz Cincuentenario
en mi Córdoba La Llana ¡

José Gil Torres


16)

¡Qué no se habrá dicho ya sobre Córdoba!

Parece misión imposible piropearla sin caer en el plagio. Y qué decir, de hacerlo con la brevedad de un requiebro, de un epigrama convincente, o de un verso aunque se haga sin métrica, que a la vez la alabe y la maraville.
Me rindo en el intento de rimar este alago. Me quedo en este comentario en el que van juntos, recordar con cariño al escenario y a sus actores.
El  acierto  providencial fue, que el azar nos juntase gentes de aquí y de allá, mayores, adolescentes y niños, todos, disolviéndonos en el caldo social cordobés.
La referencia es Córdoba más la ULC, pero el escalofrío erupciona  desde el recuerdo de nosotros mismos, más que de la ciudad. De lo que allí hicimos y de lo que nos sucedió juntos.

Conocimos aquella ciudad, con un orden social estratificado y estanco, vasallaje a los patrimonios, veneración por las edades y separación de las personas en asociaciones, cofradías, círculos y amistades en posiciones cerradas. Los del lugar aspiraban a pertenecer a esos niveles pues era carta de crédito con la que lograr el reconocimiento de “ciudadano con éxito”. Fluía el acontecer con orden. Llovía cuando tocaba y calentaba en sus fechas; y el olor del azahar y de la aceituna, perfumaban el aire en su estación. Se estaba alegré, fervoroso o  doliente  según el calendario y la ciudad vivía al ritmo previsto por tantos años de ensayo.   

El caserío habitado quedaba abrazado por el Guadalquivir serpenteante y la imponente Sierra Morena. Los cordobeses y sus moradas, estaban allí milenariamente colocados, desde el río hacia la sierra y pudimos observar al gentío, faenando  entre EL ZUMBACÓN y EL BRILLANTE.

Allí, oímos los recién llegados, de pié en escuadrones escolares, a intelectuales proclamando consignas semanales de moral y esfuerzo, vimos muleros de carga acarreando escombros y materiales de obra para la capilla y los talleres, nos dijeron de ricos olivareros, catedráticos, sacerdotes seculares, monjes reglados y otros, orantes contemplativos, políticos disfrutando del poder conquistado, estudiantes, mozas de hermosura completa con grandes ojos y en negrura azabache que les donaron fenicios, árabes y decenas de variados genes,  y mil titulaciones más que cansa decirlo. Su hablar singular olvidando las eses, convirtiendo el ceceo en seseo, metiendo comparaciones originales en las frases… nos sorprendió, a muchos de los que sólo  habíamos oído ese lenguaje en el cine español de la época.

Y en la atalaya de la Laboral, planificando las fugaces visitas domingueras, desde Alcolea a la Capital, analizábamos sin entenderlo acertadamente, con qué orden se guiaba la convivencia en la ciudad y cómo podríamos ser aceptados por los cordobeses.

La vanguardia de “los que estuvimos allí” (frase acuñada con tino) y que hoy, ya vivimos en nuestra octava década, cautivos en la añoranza, nos saca este piropo potente por dentro de nuestro pensar. Qué belleza, qué hermosura. Esa alegría espontánea y presente de la ciudad y de las personas con las que tratamos. En ella nos empapamos, los chavales castellanos, asturianos, valencianos, catalanes, gallegos, extremeños que coincidimos. Y absorbimos  saberes, de la ciencia y de la vida con los profesores y tutores felizmente recordados por quienes tienen fresca la memoria de nombres y anécdotas…

Este es mi piropo, a Córdoba…. pero más sinceramente el piropo merecido va para mis gentes, mis compañeros, los paseantes con los que me cruce en Cruz Conde y Gondomar, muchachos con los que compartí mesa y dormitorio, aula y oraciones, sueños y proyectos. A los maestros de todo, que afinaron mi oído, con los que aprendí a dibujar o a resolver el teorema físico “que siempre que ocurre igual sucede lo mismo” (Narciso Sánchez Doncel) o las manos del mono con que el Carbono sujeta al Hidrógeno en Química. Que delicia cuando acudíamos al Cine-Club Senda para ver películas de René Clair, François Truffaut…y atrevernos a opinar sobre lo visto. Y aquellos inolvidables ratos con todos y un café, viendo en blanco y negro  “Los amigos de lunes”, disfrutando del humor  Frank Yohan que nos tronchaba en el pase nocturno del bar de la calle Luna,  Este es mi piropo para aquella Córdoba.

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Hoy tiene Córdoba (y su ULC) el decorado renovado; está muy cambiado o desaparecido. Paseamos entre desconocidos. Era nuestra casa y parece mentira andar sin saludar. La fauna ha mutado.

El río, sigue empujando a la ciudad contra su sierra bandolera. Mantiene las ruinas de Medina Azahara con sus fantasmas. Allí siguen las piedras que insinúan  edificios y muros defensivos, y el resto del esplendor que nos dicen ocurrió y que queda para los soñadores en las visitas.

Todos fuimos a la Plaza del Potro, para mirar las pinturas atrevidas de Julio Romero de Torres. Bellas como dirá Vicente Brisa, experto en pinceles y en pintar progresivamente desde el vértice angular hasta el acabose del cuadro. Y allí, a paso breve y leves paradas, solos, contemplamos las naranjas y limones, descubriendo lo femenino vedado en la época para los ojos cazadores de semejantes sorpresas. Y allí sigue.

Subiendo por las laderas de la sierra, orientándonos a Cerro Muriano, en su día vimos las villas suntuosas de “el brillante” que encaramada observa, a la ciudad llana y baja, la judería y el abigarrado caserío. Y allí sigue.
Por esos senderos de monte, caminando hacia la sierra, anduvimos saliendo desde la laboral descubriendo el campo de la serranía. Por allí me enseñó mi amigo Jaime Seguí lo que era una granada y el árbol de donde procedía y me convenció de comer tal fruto, él que como valencià / cocentainés entendía sobradamente de frutas, verduras, flores y hortalizas como todos los alicantinos y murcianos. Y allí sigue.
El Meliá suponía el lujo en su expresión sublime. Abrumado y escondido por la entonces vegetación selvática, de los jardines de la Victoria, fue escenario de muchas fotografías con mi exitoso galán y admirado amigo Sigler y yo mismo, posando a lo James Dean. Y allí sigue.
Paseando la avenida Gran Capitán, mantenían tertulia en el desaparecido Mercantil, los naturales de la ciudad, nuestros anfitriones. Hoy echamos de menos tal referencia y nos queda para no olvidar todo el decorado de, El Gran Teatro.
Todos estos recuerdos, en los que sobre-colocamos la imagen virtual de nuestros compañeros de armas estudiantiles, soportan la alegría del recuerdo de la que fue nuestra ciudad y escuela, con relieve principal en el afecto, la memoria de los amigos, camaradas y gentes del lugar  con las que convivios y cuya onomástica no me da de sí la memoria a enumerar. Y eso sigue aquí.

José María Becerril Lerones


17)

¿Se ha dicho todo sobre Córdoba?
Creo que sobre Córdoba ya se ha dicho casi todo, nunca todo lo que merece y ha ganado a lo largo de su Historia, por ello elogio los que aún escriben sobre ella y de manera tan brillante. Yo sin embargo, humildemente, no me atrevo a escribir sobre ella.

Y es que es hartamente dificil llegar a concretar y definir lo que uno siente cuando se menciona la Ciudad donde uno ha crecido, recriado y pasado los mejores momentos de su juventud. Por eso no me atrevo a escribir sobre Córdoba.

Jaime J. Seguí Pascual

18)
¿Qué queréis que os cuente de mi córdoba?


Que queréis que os cuente yo de mi Córdoba del alma,

que es acogedora y guapa y por demasía gitana.



A más de nacer en ella, en una fecha lejana,

encontré el amor también, en esta Córdoba guapa.



Todos los aquí reunidos, tienen motivos para amarla,

por lo mucho que les dio, en su época dorada, esa
época preciosa, donde además del amor, del estudio
y las pachangas, forjaron una amistad, que los años no desgastan.

Y la prueba la tenemos, en esta nueva reunión,
que el corazón nos agranda, y nos hace recordar,
a esta Córdoba serrana.

Gracias gente y con cariño, la cordobesa os abraza,
Y espera hacerlo efectivo
EN CÓRDOBA LA SULTANA.

Mª Carmen Castillo (Vda. de Jesús Losada)

19)

De Córdoba :
su olor a azahar,
sus callejas estrechas,
sus patios,
sus rincones sin par,
sus mujeres bonitas y,
muchas cosas más.
Córdoba ¡Qué bella eres!
Córdoba ¡Qué guapa estás!

Juan Antonio Rodríguez Álvarez

Anécdota del autor del blog:
Salimos de clase y nos dirigíamos a la pensión donde nos hospedábamos, pero antes como habitualmente hacíamos, nos encaminábamos al "tontódromo" para dar un paseo y ver las chicas que por allí también paseaban, en su mayoría las estudiantes de Magisterio que hacían lo mismo que nosotros los peritos.
Al entrar en la calle La Plata, se acercaba hacia nosotros, Eduardo, Marcos, otros compañeros más y yo, una chica preciosa y de tipo propio de una modelo para Julio Romero de Torres. No pude contenerme y emulando al torero Manolete, me quite la gabardina y la lancé al suelo delante de ella y le dije: -¡Pisa morena! 
Aquello fue un piropo a una chica, pero transcurrido el tiempo, se me antoja que no fue sólo a una chica, sino a la mujer cordobesa. Benditas sean, ¡qué guapas son!